Si le muestras un casete a casi cualquier persona menor de 25 años y le preguntas qué cree que hace, te mirará con cara de no entender, como si le hubieras pedido que abriera una lata de frijoles con una chancla. Pero ahora que el Walkman original de Sony, el Sony TPS-L2, cumple 45 años, es hora de reconocerlo por lo que es: el dispositivo más icónico de todos los tiempos.
El Sony Walkman TPS-L2 original salió a la venta por 33.000 yenes (150 dólares) en 1979, o unos 650 dólares en la actualidad. Un modelo en funcionamiento se vende hoy por unos 500 dólares en eBay.
Si hay algo que le gusta a la Generación Z es el uso excesivo de la palabra "icónico", pero en este caso es totalmente merecido. Los casetes han existido desde principios de los años 60, desarrollados por Philips como una alternativa mucho más conveniente al vinilo y a las cintas de carrete, pero no fue hasta que Sony lanzó el TPS-L2 en 1979 que los pequeños rectángulos de plástico realmente cobraron importancia.
La llegada del Walkman significó que ya no era necesario estar en casa o en el coche para escuchar música que no hubiera sido elegida por un presentador de radio: ahora se podía escuchar en movimiento. Y ese concepto sigue estando presente en todas partes, 45 años después.
El soundtrack de tu vida
El Walkman no sólo cambió la forma de escuchar música en términos prácticos, sino que permitió convertir los espacios públicos en privados. Podías aislarte del mundo que te rodeaba con sólo ponerte un par de auriculares y pulsar el botón de reproducción. En la mayoría de los espacios públicos actuales, las personas que no hacen eso suelen ser minoría.
En 1979, cuando se lanzó el Sony Walkman TPS-L2, Akio Morita, cofundador de Sony, dijo: “Este es el producto que satisfará a los jóvenes que quieren escuchar música todo el día. Lo llevarán a todas partes”. Tenía razón y el Walkman se convirtió en el precursor del teléfono inteligente moderno.
El primer modelo TPS-L2 venía con dos conectores para auriculares, pero nadie usaba el segundo porque escuchar música en un Walkman se consideraba algo muy individual.
Curiosamente, también tenía un botón que activaba un micrófono para que pudieras escuchar lo que sucedía a tu alrededor, casi exactamente como la función de transparencia que ofrecen los mejores auriculares bluetooth de la actualidad. Pero eso también se abandonó rápidamente porque a la gente le gustaba poder retirarse a sus propios mundos sin que nadie los molestara.
De repente, podías elegir la banda sonora de casi todos los momentos de tu vida.
Teniendo en cuenta cómo el sonido y el lugar pueden estar tan intrínsecamente vinculados, especialmente los recuerdos asociados con canciones particulares, hacer que la música sea completamente portátil ha cambiado por completo lo que significa para nosotros.
En 1984, Sony incluso lanzó el WM-F5, un modelo de Walkman que venía con un chasis resistente a salpicaduras y un par de auriculares internos (la mayoría de los otros modelos venían con auriculares supraurales), para que pudieras usarlo mientras hacías ejercicio y escuchar melodías inspiradoras directamente en tus oídos.
La "fiebre amarilla"
El WM-F5 también vino en amarillo brillante, lo que nos lleva a otro efecto importante que el Walkman tuvo en el mundo de la tecnología: la moda.
El Walkman fue uno de los primeros productos tecnológicos que puso casi tanto énfasis en la estética como en la funcionalidad (aunque nadie jamás miró con admiración mi pesado Aiwa). Poseer un Walkman era una elección de estilo de vida, algo que Sony estaba deseoso de promover en su publicidad y que también continuó mucho después de que los CD reemplazaran a las cintas, los MiniDiscs reemplazaran a los CD y los MP3 reemplazaran a todo el conjunto.
De hecho, el nombre Walkman es tan poderoso que trasciende no sólo las generaciones de productos, sino incluso los formatos físicos. Sony cambió al Discman para la era del CD, pero pronto se dio cuenta de que el tipo de medios que reproducían sus productos no era importante, sino la sensación de libertad que encarnaba el Walkman.
