Estuve usando un móvil sin internet durante una semana: te cuento 5 cosas que me encantaron y 5 que eché de menos
Una semana con un teléfono clásico... y ni tan mal
Desde que los teléfonos se volvieron 'inteligentes', la gente ha estado comprando móviles sin acceso a internet para tomarse unas vacaciones digitales del superconectado mundo online. Cada vez más, el mundo tranquilo y de baja tecnología de los móviles de toda la vida parece una escapada encantadora, sobre todo si has pasado demasiado tiempo en la vorágine de un smartphone.
Los móviles retro-clásicos son básicamente dispositivos de tecnología básica que se parecen a los primeros móviles (como el Nokia 3310, el Sony Ericsson W58oi y el LG Chocolate). En los últimos años, se han reimaginado como herramientas de desintoxicación digital, y Nokia, una empresa incondicional del sector, se ha sumado recientemente a la moda de los teléfonos tontos lanzando un Nokia 3210 moderno.
El 3210 cuesta menos de 100€ y se basa en el teléfono del mismo nombre que Nokia lanzó en 1999. Aporta algunas novedades, como una cámara, conectividad Bluetooth, conectividad 4G y, curiosamente, una aplicación de noticias compatible con YouTube Shorts, pero este 3210 actualizado sigue estando muy lejos de los mejores teléfonos actuales.
Con el fin de ver si realmente todavía hay atractivo en el teléfono sin internet (o clásico) decidí probar el Nokia 310 por mí mismo. No sólo probarlo, sino abandonar por completo mi smartphone durante una semana para poner a prueba el Nokia 310. Y no iba de farol, ¡lo conseguí!
A continuación, he destacado cinco cosas que realmente me han gustado de este teléfono Nokia, así como cinco cosas que echaba de menos de mi smartphone habitual.
A modo de descargo de responsabilidad, esta no es mi primera desintoxicación digital, aunque sí la primera opcional. En otoño de 2023, me fui de excursión al monte durante 10 días y, sabiendo que estaría a kilómetros del enchufe más cercano, me compré un Nokia 105 de cuarta generación para poder seguir comunicándome y hacer saber a todo el mundo que seguía vivo.
Sin embargo, era un móvil de tecnología muy básica, incluso para los estándares de los móviles clásicos (para contextualizar: cuesta un tercio que el 3210) y lo usaba por necesidad, no por elección. Todo esto viene a decir que tengo experiencia en el mundo de los móviles clásicos, pero usar el Nokia 3210 ha sido mi prueba más implicada con este tipo de teléfonos desde que tuve uno en los viejos tiempos.
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Lo que me encantó
Apenas necesitaba cargarlo
Hola, me llamo Antonio y soy un adicto a cargar el móvil. Siempre necesito que mi teléfono esté lo más cerca posible del 100% antes de salir de casa o de la oficina, como si de alguna manera se fuera a quedar al 0% en lo que tardo en llegar al súper, dejándome incapaz de pagar en caja. Sí, mi smartphone me da mucha ansiedad con la batería.
Se trata de un problema bastante nuevo para los smartphones, ya que los móviles clásicos duraban siglos sin necesidad de enchufarlos, y cuando volví al Nokia 3210 me alegré mucho de haberme salvado de la ansiedad por la batería.
Podía usar el teléfono para lo que quisiera y terminaba el día con unos pocos píxeles menos en la barra de batería: sólo tenía que cargarlo una vez a lo largo de la semana. Esto contrasta con casi todos los smartphones modernos, que requieren una carga diaria.
Tiene características futuristas
Como ya he mencionado, el Nokia 3210 no es mi primer teléfono retro-clásico, pero tiene una gran mejora con respecto a mi modelo Nokia 105 de cuarta generación que realmente me gustó: está mucho más preparado para el futuro.
El teléfono se carga mediante un cable USB-C, que es el estándar en estos tiempos; sin embargo, los teléfonos clásicos no han tenido prisa con la actualización de las microSD desde hace un tiempo. El teléfono de ladrillo que compré hace un año tenía eso.
El puerto USB-C significa que puedo usar un cargador para todo: auriculares, e-reader, portátil o tablet, auriculares y algunos smartwatches también, sin necesidad de llevar uno separado para el Nokia. Al transferir fotos desde el teléfono (más adelante hablaremos de ello) pude conectarlo fácilmente al ordenador con el mismo cable que utilizo para el smartphone y la tablet.
Al añadir un puerto USB-C al teléfono, Nokia ha hecho que su 3210 esté preparado para el futuro, y agradecí cada segundo ahorrado con su carga rápida.
Pude volver a jugar a la Serpiente
Al enumerar mis cosas favoritas sobre el uso del Nokia 3210, el Snake (o el juego de la Serpiente) era la primera con mucha diferencia; sólo la he puesto en el número tres para parecer un poco más profesional.
El Snake es un juego clásico de los teléfonos móviles y una de las pocas cosas que recuerdo de tener un teléfono móvil cuando era más joven. Es tan sencillo pero tan perfecto, fácil de aprender pero difícil de dominar. Jugarlo en un smartphone grande y voluminoso no es lo mismo.
Durante una semana, el Snake se apoderó de mi vida. En los ratos libres con mi smartphone, miro varias cosas: las noticias, las redes sociales, juegos casuales, aplicaciones de citas, aplicaciones de puzles y demás. Sin embargo, cada vez que cogía el Nokia, abría una aplicación y solo una: Snake. Y se me da bastante bien.
No me saturé con apps de mensajería
La mejor y la peor parte de usar un teléfono básico es que no son muy buenos para mantenerte en contacto con el resto del mundo; la falta de WhatsApp o iMessage significa que no vas a estar al tanto de los mensajes de tus amigos.
Para algunos, esa es la razón para cambiarse a un móvil clásico, y para otros es lo contrario. Pero si hay algo que no he echado de menos es mirar mi teléfono para ver mensajes aleatorios de todo tipo de personas a través de una gran variedad de aplicaciones de mensajería.
Básicamente uso WhatsApp para todas las formas de comunicación, pero dado que todas las aplicaciones de hoy en día tienen algún tipo de herramienta de comunicación integrada, a menudo me veo abrumado por mensajes aleatorios no deseados en Facebook Messenger, Instagram, Twitter, YouTube, cualquier forma de correo electrónico, Strava, y la lista continúa. Pero nada de eso en el Nokia.
No, para ponerte en contacto conmigo en el Nokia 3210, tienes que saber que tienes que enviarme un SMS, y eso significa que puedo mantener la «lista de invitados» a mi teléfono muy reducida. Se acabaron los mensajes aleatorios de spam a lo largo del día; podía ser el ermitaño que quería ser.
Puedes disfrutar de una cámara 'old school'
Hoy en día, las polaroids están de moda, no sólo entre los hipsters, sino entre la gente que roza la normalidad. Las fotos que muestran los pliegues y arrugas metafóricos de la tecnología retro para capturarlas. Las fotos hechas con un móvil retro no son exactamente «retro», ni siquiera están decentes, pero sin duda tienen un encanto «low-fi».
Las fotos que hice con la cámara de 2 megapíxeles del Nokia 3210 no tienen muy buena pinta. El rango dinámico es horrible, la más mínima luz las borra por completo, y todo se ve muy borroso y granulado: parecen instantáneas que encontrarías en el diario de un aventurero que ha desaparecido en la selva, no algo capturado con un dispositivo lanzado en 2024.
Pero eso es lo que me gusta de ellas: son artísticas y están abiertas a la interpretación. JMW Turner no es mi pintor favorito porque sus cuadros sean fáciles de distinguir, sino porque su mugre expresionista deja algo abierto a la interpretación. Y lo mismo ocurre con este Nokia (apuesto a que cualquiera al que le guste mínimamente el arte ya está odiando esta comparación).
Eso no se consigue con los smartphones. Con cámaras de alta resolución, herramientas de inteligencia artificial para retocar las fotos y software diseñado para encontrar la toma perfecta dictada por aburridos algoritmos, las fotos de los smartphones pueden parecer limpias... pero también totalmente insulsas.
No, creo que me quedo con las fotos de mi retro-móvil, que me hacen parecer un detective de cine negro con la mitad de mi cara envuelta en la oscuridad, o mis paisajes impresionistas en los que nada está claro, en lugar de la aburrida sencillez de la cámara de un smartphone.
Lo que eché de menos
Buscar en Google respuestas a preguntas estúpidas
Me sorprendió lo que más echaba de menos de tener un smartphone. Me sorprendió y me preocupó un poco por lo que dice de mí...
Lo mejor y lo peor de la era digital es que es fácil buscar en Google las respuestas a cosas que no recuerdas cuando estás fuera de casa. No me refiero a cosas importantes: «¿qué líneas de metro están cerradas hoy?», o «¿cuándo sale el próximo autobús?», sino a cosas estúpidas que sueles discutir o que no recuerdas después de unas copas en el bar.
Muchas de estas cosas surgen de desacuerdos entre dos personas apasionadas que están seguras de tener razón (yo soy uno de esos).
Pero cuando usaba el Nokia ya no podía buscar en Google si Rosendo ya se había retirado de la música (hace ya unos años, por lo visto), o si era Donald o Kiefer Sutherland quien había fallecido trágicamente ese día (el primero) o si el colorante rosa de los alimentos está hecho de insectos molidos (y sí, lo está).
Obviamente, tenía razón en el 100% de estos casos y en muchos más, pero no podía demostrarlo porque sólo tenía un teléfono con funciones. Y mis amigos se negaban a usar sus móviles para comprobar los hechos porque en el fondo sabían que estaban equivocados.
Y sí, hay una aplicación de Internet, pero estás a punto de descubrir por qué nunca la usaba...
Poder escribir a una velocidad razonable
A pesar de todo lo que hemos perdido en nuestro mundo moderno futurista y superconectado, una cosa que hemos ganado es todo el tiempo que antes pasábamos intentando enviar mensajes de texto a la gente.
Recordaba perfectamente, desde antes de esta vuelta al pasado, cómo era escribir un SMS en el viejo teclado de un móvil clásico, que requiere pulsar varios botones por letra y tardas siglos en terminar. Te desgastas los pulgares tecleando letra tras letra en teclados que ya estaban pasados de moda en Verano Azul.
Es un problema que me encontré en mi anterior desintoxicación digital, y estuve a punto de dejar de enviar mensajes de texto a la gente para hacerles saber que estaba vivo y bien en el Nokia 105 (que se muestra a continuación), ¡porque tardaba muchísimo!
Ten en cuenta que tienes que pulsar físicamente el botón, no sólo pulsar en una pantalla donde aparece el icono de la letra. ¡Menudo esfuerzo!
Cuando volví a utilizar mi smartphone, me entraron ganas de llorar de alegría por lo fácil, rápido e indoloro que era utilizar el teclado táctil QWERTY en pantalla. También me di cuenta de que mis mensajes de texto eran mucho más largos, ya que era fácil escribir las respuestas a los amigos; dejé de ser el mensajero seco y directo que era con el teléfono clásico.
Escuchar música sobre la marcha
Fue bastante fácil renunciar a muchas de las aplicaciones de entretenimiento que tengo en mi smartphone cuando me pasé al Nokia. Por muy cómodas que sean, no eché de menos poder usar Netflix para ver series de televisión sobre la marcha o la aplicación del New York Times para jugar a pequeños rompecabezas entre series en el gimnasio.
Lo que sí he echado de menos es Spotify. Cualquiera que haya visto mis cifras de Spotify Wrapped sabrá que escucho una cantidad demencial de música cada año (cientos de horas, fácil) y normalmente paso una buena parte del día con canciones sonando, ya sea directamente en mis oídos o de fondo en alguna parte.
Sin embargo, con el Nokia 3210 no ha sido así: me he encontrado atrapado en el silencio la mayor parte del tiempo. El teléfono tiene radio y puedes meterle canciones para escucharlas con los auriculares de 3,5mm, pero yo no escucho la radio y no tengo mucha música en formato digital.
No, escucho en Spotify, y sin eso (o cualquier otro servicio de streaming de música) en el Nokia, no tuve más remedio que vivir sin música.
Saber siempre dónde llevo mi teléfono
De todos los argumentos estúpidos de este artículo, este puede ser el motivo más tonto para echar de menos los smartphones.
Cuando estoy fuera de casa, nunca pierdo mi smartphone, y siempre sé dónde está. No es tan grande como algunos móviles, pero sí lo suficiente para que siempre sepa en cuál de mis muchos bolsillos está. No ocurre lo mismo con el esbelto Nokia 3210.
Este pequeño y esbelto dispositivo compacto no dejaba de desaparecer entre mi indumentaria. No podía saber fácilmente en cuál de mis bolsillos estaba sólo por la sensación de que se clavaba en mi pierna; tenía que buscarlo dándome palmaditas como si me estuviera preparando para un vuelo.
Y por no hablar de mis repetidos intentos de encontrarlo en la mochila; tenía que rebuscar y rebuscar en los todos sus bolsillos, como o un espeleólogo tratando de encontrar un tesoro en las profundidades. Llegué a echar de menos mi gigantesco Xiaomi Mi Note 10, que siempre se hacía notar con su gran cuerpo.
Estar en contacto con mis amigos
Terminaré esta lista de la misma forma que terminan las series americanas, con un poco de cursilería injustificada: lo que más eché de menos cuando dejé mi smartphone fue el contacto con mis amigos.
Aunque ya he dicho que esconderse de un bombardeo constante de mensajes es algo bueno, y lo mantengo, también me perdí los mensajes de grupo y los mensajes bienintencionados de gente que no sabía que no estaba en WhatsApp.
Entre ellos se incluyen planes de última hora, invitaciones a eventos y quedadas en general, cosas que me hubiera gustado ver.
Por supuesto, debería haber avisado a más gente de que sólo podía contactar conmigo por SMS, pero ni siquiera eso fue suficiente en todos los casos. En algunos casos, los mensajes sólo aparecían misteriosamente cuando volvía a poner la tarjeta SIM en el smartphone. Creo que tiene que ver con que son mensajes RCS, pero no estoy muy seguro.
Si existiera un teléfono digital de desintoxicación perfecto, creo que tendría que permitirte seguir recibiendo mensajes de WhatsApp, porque, de lo contrario, tendrías que seguir teniendo cerca tu móvil «de verdad» para ver quién intenta ponerse en contacto contigo. Aunque seguramente esa es una barrera más que superar en la desintoxicación de los smartphones.
Editor en TechRadar España de día, guitarrista de blues y friki de los cómics de noche. ¿O era al revés?
- Tom BedfordContributor