Le pedí a ChatGPT que escribiera mi ensayo universitario, y ahora ya puedo volver a los estudios... y no hacer nada.

IA en clase
(Crédito de imagen: Getty Images)

Hay miles de universidades en todo el mundo, con cientos de millones de estudiantes, y seguramente unos cuantos de ellos hacen trampas con la ayuda de ChatGPT.

Desde que acabé mis estudios en el 2004, he pensado en volver a la universidad para hacer un máster u otro título para ampliar el currículum. Sin embargo, lo que me echaba para atrás era la perspectiva de la carga de trabajo: las incontables horas de investigación y estudio para hacer un solo ensayo. Lo sé, es raro oír a un redactor decir eso, pero hay una diferencia entre informar de una historia interesante y escribir una redacción universitaria que, si tienes suerte, tu profesor leerá y, si tienes aún más suerte, te pondrá algo más que un aprobado.

Sin embargo, ese plan ahora es muy diferente gracias a la IA generativa de ChatGPT. Esta misma semana, la BBC informaba de que un estudiante universitario del Reino Unido utilizó el sistema de modelos lingüísticos de gran tamaño (LLM) para escribir una de sus redacciones universitarias y, tras editarla un poco, recibió mejor nota por ella que por una que escribió por sí mismo.

El estudiante, lejos de avergonzarse, incluso admitió que planea utilizar ChatGPT para futuros trabajos universitarios (como era de esperar, no dio su nombre real). Curiosamente, la universidad parece despreocupada, y parece convencida de que el aumento vertiginoso de las visitas del alumnado a ChatGPT procede en su mayoría "de nuestra red de investigación".

Vale, si es lo que queréis creer...

Campus

Ah, los buenos años de la universidad... (Image credit: Techradar)

No es que piense que la mayoría de los universitarios vayan a lo fácil. Por el contrario, el estrés de compaginar los estudios, el trabajo, la familia y otras obligaciones puede hacer que los estudiantes se sientan superados y busquen una salida más cómoda.

Y los estudiantes no serían los únicos. Personas de todo el mundo recurren actualmente a ChatGPT, Google Bard y Bing AI para que les ayuden a empezar y completar todo tipo de proyectos. A veces es sólo para inspirarse, otras, para conseguir enormes cantidades de texto utilizable. ¿Y qué pasa si no puedes confiar al 100% en que los datos sean correctos o que, en ocasiones, presenten falsedades como hechos?

No es motivo de alarma: es una llamada para que las universidades tomen cartas en el asunto...

Rector Charlie Riordan - Hofstra Univ.

La mayoría de los que hemos intentado utilizar ChatGPT y otras IA generativas para un trabajo real hemos descubierto que son muy deficientes. No saben programar ni crear un sistema operativo, y a menudo pierden el hilo. Ya he fracasado intentando usarlas para programar juegos y escribir guiones de películas (adiós a mi sueño de hacerme rico en Hollywood sin esfuerzo).

Por otro lado, ChatGPT mejora constantemente, y qué estudiante no querría invertir 20€ al mes en ChatGPT+ con GPT-4, una gota en el océano comparado con el dinero que se paga alrededor del mundo por la educación universitaria.

Un hombre trajeado utiliza un ordenador portátil con una pantalla proyectada que muestra una maqueta de la interfaz ChatGPT.

(Image credit: Shutterstock)

Que lo haga la IA

No voy a volver a la universidad, pero como experimento encontré un par de cursos de Ciencias de la Tierra, y le pedí a ChatGPT que escribiera ensayos que yo pudiera entregar como trabajo del curso. Luego envié por email los resultados de cada uno a los profesores que impartían esos cursos.

Este fue mi primer encargo:

"Necesito una redacción de 1.000 palabras para Mecánica de Fluidos Ambientales de la Universidad sobre 'Determinantes del estrés térmico agudo y crónico en canales urbanos'".

ChatGPT nunca duda, y empezó a teclear rápido (tiene que superar las 90 palabras por minuto) casi todo el ensayo. El límite de caracteres del sistema lo cortó a un par de párrafos del final. No pasó nada, simplemente pedí a ChatGPT que me hiciera el resto. En general, la redacción final tenía buena pinta, pero me di cuenta de que faltaba algo. Le pedí a ChatGPT que añadiera una bibliografía, ya que es imposible que un profesor universitario acepte una redacción que no cite las fuentes.

Una vez más, ChatGPT no dudó y rápidamente enumeró 10 fuentes.

ChatGPT también creó una redacción inteligente de 500 palabras sobre "Climatología física global", y esta vez me aseguré de pedir la bibliografía por adelantado. Le pedí a ChatGPT que lo hiciera "entretenido". No estoy seguro de que el ensayo resultante fuera más entretenido de lo que habría sido de otro modo. Pero era claro y convincente.

Lo cierto es que en estos momentos me pregunto cuántos alumnos están usando indiscriminadamente la ayuda de ChatGPT.

Lección desaprendida

Mientras escribo esto, ninguno de los profesores ha respondido con una opinión sobre mis ensayos de ChatGPT. Quizá sea porque están todos de vacaciones. También puede ser que leyeran los ensayos y estuvieran demasiado sorprendidos y confusos para responder.

Naturalmente, las facultades y universidades querrán adelantarse a este problema, aunque no tendrán mucho éxito si adoptan la misma actitud que la anteriormente mencionada universidad del Reino Unido, y asumen que la mayoría de los estudiantes sólo miran ChatGPT con fines de investigación. Es como creer que la gente que mira contenido para adultos lo hace para aprender más sobre anatomía humana.

Lo que los educadores necesitan ahora es un sistema similar a las herramientas contra el plagio que se utilizan hoy en día para ayudarles a detectar contenidos copiados. Sin embargo, es posible que esas herramientas no funcionen para este menester, ya que, cuando comprobé mis ensayos, me costó encontrar citas directas de trabajos escritos anteriormente (como ya he dicho, ChatGPT sigue mejorando). Así que los profesores necesitarán una nueva herramienta que pueda reconocer las pruebas que delatan los ensayos generados por IA.

ChatGPT es tan rápido y fácil de usar... ¿Qué universitario no lo probaría al menos, aunque sólo fuera una vez?

¿Cuáles son esas pruebas? No estoy seguro. Quizá sea la prueba de veracidad, ya que estos sistemas a veces insisten en presentar la fantasía como un hecho, y de la forma más convincente. Eso no es algo que un estudiante real haría normalmente. Los humanos pueden escribir mal, omitir hechos o incluso malinterpretarlos, pero la fabricación al por mayor y convincente no es una parte típica del oficio de un alumno promedio.

Decir que esto me da mal rollo sería quedarme corto. ChatGPT es tan rápido y fácil de usar... ¿Qué universitario no lo probaría al menos, aunque sólo fuera una vez?

Lamentablemente, creo que la mayoría de los estudiantes son como ese estudiante en el Reino Unido. No ven ChatGPT como hacer trampas. Lo ven como una herramienta más, como una biblioteca, una enciclopedia o unas fichas. El hecho de que sea más potente, y pueda encargarse de parte o la totalidad de tu ensayo, es irrelevante. El mejor producto de ChatGPT surge de la colaboración entre la IA y su interlocutor. Los primeros borradores de estas redacciones universitarias generadas por IA no se entregan a los profesores. Los estudiantes toman fragmentos de ellos, o devuelven a ChatGPT algún contenido generado por la IA y le piden que lo modifique.

Supongo que, en cierto modo, estos estudiantes universitarios están aprendiendo algo sobre colaboración, edición y, espero, comprobación de hechos. ¿Son éstas las lecciones correctas? No lo sé, pero más vale que las universidades y los educadores lo averigüen, y rápido.

El rector de la Universidad de Hofstra y vicepresidente senior de Asuntos Académicos, Charlie Riordan, resumió lo que puede ser el actual espíritu académico en torno a este tema:

"Todos los días se escribe mucho sobre este tema y las respuestas son muy variadas. No es motivo de alarma; es una llamada a la acción para que las universidades comprendan mejor la tecnología y su impacto en la enseñanza superior, el aprendizaje de los estudiantes, la mano de obra, etc.".

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Antonio Romero

Editor en TechRadar España de día, guitarrista de blues y friki de los cómics de noche. ¿O era al revés?

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