El punto de inflexión de la IA viene de los usuarios corporativos avanzados

Half man, half AI.
(Crédito de imagen: Shutterstock)

De acuerdo con investigaciones recientes, las tasas de fracaso de proyectos de IA van en aumento: el 46% de las pruebas de concepto se desechan antes de llegar a producción. Las causas son variadas, pero en la mayoría hay un hilo conductor: la falta de integración en los flujos de trabajo cotidianos. Los productos de IA independientes pueden funcionar bien en el vacío, pero cuando se trata de transformar de verdad un negocio, puede ser difícil conectarlos con los sistemas existentes y los procesos legados.

Habilitar a los habilitadores

Primero está el entorno actual de negocios, que describí en un artículo reciente como la “era de la incertidumbre”. Es un momento extraordinariamente retador para trabajar en lo legal, fiscal, de cumplimiento o comercio exterior dentro de una gran corporación. Desde aranceles hasta política fiscal y reformas regulatorias, el nivel de volatilidad que afecta tantos aspectos de la operación es verdaderamente asombroso.

Al mismo tiempo que el talento escasea. En los departamentos legales corporativos, el 62% de los colaboradores actuales dice que no tiene suficiente tiempo para hacer todo lo que quisiera, a pesar de trabajar en promedio 49 horas por semana. La situación en el área fiscal es aún peor: tres cuartas partes de los contadores públicos certificados (CPA) se jubilarán en la próxima década y nunca había ocurrido que tan pocos estudiantes cursando la carrera de contabilidad. El resultado es trabajo más complejo y de mayor riesgo con menos recursos: una receta para el agotamiento profesional.

Conectar los puntos en flujos de trabajo corporativos complejos

Luego está la materia en sí. Los profesionales más exitosos en este universo de funciones habilitadoras son maestros en desenterrar información: conectar los puntos entre eventos y conceptos en apariencia dispares y encontrar relaciones y riesgos relevantes para el negocio. Este también es un ámbito donde la IA puede ser extraordinariamente eficaz. No es casualidad que algunas de las primeras pruebas de alto perfil para la IA generativa hayan sido pasar el LSAT, el examen para ejercer la abogacía (bar exam) y el de contador público (CPA). Los Módelos de Lenguaje Grande (LLM) son increíblemente efectivos para detectar anomalías y procesar grandes volúmenes de información no estructurada para sacar a la luz el eslabón perdido. Y, cuando esos modelos se sustentan en jurisprudencia y en información de política fiscal autorizada, curada y validada por abogados y contadores públicos, la precisión y consistencia de los resultados no tiene comparación.

Estas fortalezas no han pasado desapercibidas para los equipos legales y fiscales, y para otras funciones dentro de grandes corporaciones que, cada vez más, ven a la IA como una ventaja estratégica. Según el reporte “The Future of Professionals 2025” de Thomson Reuters, 81% de los profesionales cree que la IA tendrá un impacto alto o transformacional en su profesión en los próximos cinco años, y 54% ya está experimentando algún tipo de beneficio por su adopción.

Pero el mayor factor que está ayudando a que estas funciones corporativas se conviertan en la punta de lanza de la adopción de IA a nivel empresarial es la integración con el flujo de trabajo. La verdadera razón por la que los departamentos legales y fiscales están demostrando ser casos de uso tan exitosos es que las soluciones diseñadas para estas áreas transforman procesos completos, end-to-end. No se trata de que el equipo legal, por ejemplo, acceda a un widget de IA aislada para investigar jurisprudencia o redactar documentos. Están incorporando IA a lo largo de todo el flujo: desde la investigación jurídica hasta el análisis documental y la redacción, de manera fluida y conectada. Desde la perspectiva del usuario final, eso significa que la IA deja de ser una novedad para tareas aisladas y se convierte en una funcionalidad incorporada en cada paso del proceso.

Hacer realidad la promesa de la IA

Esa siempre fue la promesa de la IA: transformar flujos de trabajo complejos, intensivos en datos e información, al aumentar la expertise humana con potentes capacidades de análisis y procesamiento. Son abogados, contadores, profesionales de cumplimiento y otros que históricamente no se consideraban centros de innovación tecnológica quienes están haciendo realidad esa promesa. En última instancia, si los líderes empresariales siguen las lecciones aprendidas al implementar iniciativas de IA a gran escala en estas funciones clave, empezarán a trazar la hoja de ruta para la transformación de la IA en toda la organización.

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Laura Clayton McDonnell
Presidenta del segmento Corporates de Thomson Reuters