¿Recuerdas el T-1000 de Terminator 2? Los científicos planean algo parecido, pero con un nombre más bonito: SMARTLET.

El T1000 de Terminator 2
(Crédito de imagen: Getty Images)

La "tecnología viva" autoensamblable ya está al alcance de la mano, gracias a unos investigadores que han desarrollado una forma de unidades electrónicas microbóticas llamadas SMARTLET que pueden comportarse como células biológicas.

El equipo del Centro de Investigación de Materiales, Arquitecturas e Integración de Nanomembranas (MAIN) ha construido estos diminutos módulos con chiplets de silicio entre los pliegues. Estos SMARTLETs pueden codificarse con la información necesaria para formar estructuras complejas - funcionando de forma muy parecida a como te imaginas que podría reconstruirse el T1000 de Terminator 2. Por supuesto, la aterradora interpretación de Robert Patrick seguirá siendo una obra de ficción, pero algún día podríamos ver estas SMARTLETs formando los componentes de, por ejemplo, los mejores smartphones o los mejores portátiles

Se basan en la correspondencia de códigos de barras físicos para conectarse entre sí con fluidez, y muestran capacidad de aprendizaje para mejorar su propio rendimiento durante la construcción, y pronto podrían ser capaces de autoensamblarse en complejos organismos artificiales.

Un paso más cerca de las maravillas de la "tecnología viva"

La "tecnología viva" es un campo de la tecnología en el que los investigadores intentan crear sistemas y estructuras que reflejen el funcionamiento de los sistemas biológicos, con utilidad y atributos tomados de propiedades similares a las de la vida. 

La idea se propuso hace 20 años y ha avanzado mucho en los últimos, según el artículo del equipo de MAIN en Advanced Materials, gracias a la electrónica flexible microbiótica. Este último avance entra en la categoría de morfogénesis microelectrónica, que es la creación de formas bajo control microelectrónico.

Los chiplets, que se asemejan a las células biológicas en función y tamaño, son conscientes del estado del ensamblaje y de los posibles errores, lo que significa que pueden adaptarse a cualquier problema, reparar y hacer correcciones a mitad del ensamblaje. 

También pueden inducir el desmontaje y realizar muchas funciones, como la recolección de energía, la formación de antenas y la redistribución de materiales, entre otras.

Lo que hace que estos módulos sean tan impresionantes es que pueden autoensamblarse, desensamblarse y autoclasificarse, de modo que pueden reciclarse eficazmente. Pueden reconfigurarse y reutilizarse en diferentes organismos artificiales. Si se dañan, también pueden autorrepararse.

Los autores del estudio afirman que esta tecnología puede acercarnos un paso más a la realización de una visión de la tecnología totalmente sostenible, con la reutilización de componentes fabricados a partir de módulos de este tipo que pueden reprogramarse y reasignarse como bloques de construcción.

Antonio Romero

Editor en TechRadar España de día, guitarrista de blues y friki de los cómics de noche. ¿O era al revés?

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